Ninfas y duendes
Prosa poética
Febrero aburrido de sombras. El mismo abandono de un bulevar prohibido donde huyó despavorido a los brazos de un cementerio clausurado. Febrero carnavalesco y pueril. Transeúntes sin nombre sin pasos sin huellas o tariferos de las putas que vendieron el alma a lucifer fornicando en los aquelarres de la noche. Escenario abierto para repetir la historia olvidada o para aniquilar la memoria que alimenta el niño díscolo encerrado en el hombre. Febrero huérfano de efemérides verdaderas. Febrero de escuela muerta. Febrero con delirium tremen suicida y profesores que piensan con el polvo levantado con la tiza muda y las tropelías torpes de sus saberes. Los carnavales no necesitan caretas las fabrican las leyes irresponsables en las grandes fiestas. Un decreto levanta la veda a verdugos y anacoretas de los improperios ilimitados de los que gobiernan a su antojo. Febrero fue encarcelado y deportado al destierro y encadenado en Nínive sin regreso. Febrero nada quiere saber de la Patria hasta que no resucite en los campos y las escuelas.