Caleidoscopio
anciana. Asistía a una escuela elemental de un barrio del pueblo universitario del País. No podía entender por qué los compañeritos no querían estar conmigo, me sentía muy triste. Un día, le pregunté a una maestra y me dijo: nena es que tú eres muy rara. Seguía sin entender por qué se burlaban de mí.
Cuando llegaba a mi casa, mi abuela Trina, a quien yo llamaba “Mother”, me decía: la meya nena avui aqueste tris, anem a baillar i cantar.
Se me olvidaba todo y comenzaba a cantar y a bailar con mis castañuelas una JOTA aragonesa. Olé y Olé. Qué hermosa mi abuela y qué lindo cantaba. Así pasaba el tiempo entre mi abuela y la escuela.
Un día Manuela, mi única amiga me dijo: sabes por qué eres rara porque hablas diferente. No lo podía creer, me enojé tanto que tuve que pelear a los puños con ella. Me fui a mi casa llorando a los brazos de Mother, me esperaban para consolarme. Nena tú eres diferente, lo sé. Mi abuela hablaba Catalán y Español. He ahí mi enredo. Comencé a fijarme cómo hablaban las demás personas y hablaba con mi mami, ella me corregía. Así pasaron muchos años y mejoré mi español, también mis relaciones. Todavía se cuelan palabras en Catalán. Entré a la adolescencia con más estabilidad emocional. Tenía amigas y amigos, era muy activa pero seguía siendo rara porque me gustaban las cosas que eran diferentes. Construía aviones y me encantaba volarlos. Pensaba lo emocionante que sería volar un avión, estudié mecánica de aviación como parte del curso de Aeronáutica Civil que tomé en la Universidad. Hoy recuerdo con mucha añoranza tantas cosas de mi niñez que no dejo de llorar y quiero compartir con todos ustedes, mis amigos y compañeros. No se lo digan a nadie pero sigo siendo rara, me gusta jugar con trenes y tengo uno en mi casa.
Hoy soy una anciana que vive, escribe, escucha música clásica y piensa como una niña que ya no camina cabizbaja. Amo la vida, soy y seré un ente eterno del Universo.